MERCADOS

Aislada en la mesa de los líderes europeos, la primera ministra italiana, la ultraderechista Giorgia Meloni, cargó en la noche del jueves contra el proceso “precocinado” para designar a la cúpula de la UE y contra lo que llamó la “oligarquía” de las tres grandes familias políticas europeas —populares, socialdemócratas y liberales— que llevaron a la reunión un pacto con los altos cargos ya atado. La italiana se ha sentido humillada porque no se haya contado con ella por formar parte de una familia ultra y decidió abstenerse en la designación de la conservadora Ursula von der Leyen para presidir de nuevo la Comisión Europea. Su enfado llegó más lejos al votar contra el socialista portugués António Costa para encabezar el Consejo Europeo y contra la liberal estonia Kaja Kallas como jefa de la diplomacia europea.

El trío para liderar en adelante las políticas de la UE, donde viven unos 450 millones de personas, en un momento tumultuoso y en pleno auge de la extrema derecha, recibió el respaldo de la inmensa mayoría de los líderes (solo el nacionalpopulista húngaro Viktor Orbán se opuso a Von der Leyen). Pero lo sucedido con Meloni, el tira y afloja político en el Consejo Europeo, un órgano institucional, es una muestra de lo que puede suceder en la próxima legislatura. Y más si la extrema derecha de Marine Le Pen logra formar Gobierno en Francia tras las elecciones legislativas anticipadas de este domingo y el próximo 7 de julio en segunda vuelta.

Los nombramientos salieron el jueves, al filo de la medianoche, sin su respaldo. Esos mensajes tan rotundos fueron la manera de mostrar su malestar contra el proceso, pero también un mensaje a Von der Leyen, de la que espera que le otorgue una importante vicepresidencia económica para su país en la próxima legislatura comunitaria, si el Parlamento Europeo confirma la designación de la presidenta de la Comisión Europea el próximo mes de julio. “Meloni hizo comentarios muy fuertes sobre cómo se había gestado todo y avergonzó a muchos líderes en la sala”, asegura una alta fuente comunitaria.

El debate sobre los altos cargos, que se había calentado en los últimos días por las críticas de Meloni sobre unas negociaciones que excluyeron a su familia europea, la de los Reformistas y Conservadores Europeos (ECR), duró casi dos horas. En ese punto, en la sala del Consejo Europeo en Bruselas, Meloni habló varias veces de “oligarquía”. “Vino a decir que el método no ha sido correcto, que lo han precocinado todo tres familias políticas que ya no son las principales, porque los liberales ya no son la tercera tras las elecciones europeas, sino que ahora lo es su familia política”, argumentó la dirigente italiana, según un diplomático presente en los debates. “Su mensaje es que no ha sido ella quien ha dividido al Consejo Europeo, sino quienes no han contado con ella”, sigue.

Tras la reunión, en la que hubo mucha acritud, el Gobierno italiano vino a decir que la abstención en la designación de Von der Leyen había sido pragmática y una forma de no encarar desde posiciones contrarias las “negociaciones abiertas sobre el papel de Italia”, o sea, qué cartera le corresponderá a su país, tercera economía de la UE y país fundador del club comunitario. El problema, dice una fuente comunitaria, es que Von der Leyen les está prometiendo casi las mismas carteras a distintos Estados miembros; son varios los que quieren un puesto económico sustancioso.

La conservadora alemana debe recibir ahora la confirmación del Parlamento Europeo. En la noche del jueves, entre los agradecimientos, Von der Leyen volvió a recalcar que tratará de asegurar la mayoría que necesita con su alianza tradicional, populares, socialdemócratas y liberales, que son, además, quienes han apuntalado su nombramiento; pero también repitió que se reunirá con todos los que pueda. Los tres grupos que a priori la respaldan suman 399 eurodiputados, 38 más de los necesarios. Pero habrá fugas, nadie duda de eso. Siempre las hay en el método de votación parlamentario para la ratificación de la Presidencia de la Comisión, por voto secreto. “Hay muchas presiones”, justificaba hace semanas un parlamentario saliente.

Atraer al partido de Meloni, Hermanos de Italia —una formación con raíces neofascistas que tiene 24 eurodiputados— daría margen a Von der Leyen para acudir más tranquila a la votación de Estrasburgo a mitad de julio. También pueden venirle muy bien Los Verdes (54 votos). “Se trata de convencer, si es posible, a una amplia mayoría para una Europa fuerte”, dijo Von der Leyen en una rueda de prensa. “Esto es por lo que voy a trabajar”, añadió.

El problema es que no se puede sumar a unos y otros: la manta no es tan larga. Si la alemana mira a su derecha, perderá por su izquierda y viceversa. Este viernes lo ha dejado claro en la red social X un buen conocedor de los pasillos bruselenses, el ministro de Asuntos Exteriores italiano, Antonio Tajani. El también expresidente del Parlamento Europeo, perteneciente a la familia popular y coligado en el Ejecutivo transalpino con Meloni, ha pedido que se mire más hacia los ultraconservadores (como ECR, la familia de la italiana) y no a Los Verdes. Es y será el gran dilema de Von der Leyen en la próxima legislatura.

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