MERCADOS

España se enfrenta a un verano con temperaturas extremas. Las ciudades se convierten en esta época del año en auténticas islas de calor y las viviendas en hornos. Ambientes irrespirables difíciles de soportar si no es con ayuda de un equipo de aire acondicionado, un ventilador o con algún sistema de protección solar, como los toldos, que generan sombreamiento sobre las casas. El objetivo es proteger los edificios y las viviendas del calor para evitar que se alcancen temperaturas superiores a los 30 grados en el interior, algo que puede afectar a la salud de los residentes.

Pero no se trata solo de apuntar con el dedo al cambio climático y a los veranos cada vez más calurosos. Los edificios y la forma en la que fueron construidos tienen mucha culpa. “Hay más de 25 millones de viviendas en España que requieren una intervención integral para mejorar sus prestaciones”, dice Moisés Castro, vicepresidente segundo del Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España (CSCAE). Y añade: “La mejora de las capacidades de los edificios para hacer frente a los extremos climáticos es prioritaria para limitar los efectos sobre la salud de la población”.

No hay una solución única. Cada edificio está afectado por la configuración arquitectónica previa, la forma, la orientación y los materiales. También, influyen el presupuesto que tengamos y las posibilidades de espacio. Si lo que el propietario busca son soluciones óptimas a un coste reducido es deseable la instalación de toldos extensibles, generalmente de lona, en balcones y terrazas, así como la colocación de persianas y contraventanas.

“Optar por toldos o pérgolas permitirá reducir hasta 10 grados de temperatura en el interior de la vivienda. Elegir telas acrílicas o microperforadas que filtren el mayor número posible de rayos de sol y permitan una óptima ventilación evitará el temido efecto invernadero”, sostiene Carlos Sanz, director general de Habitissimo, plataforma del sector de la reforma y reparación. También las velas de sombreado, que suelen tener formas triangulares y ser económicas, pueden dar buen resultado. Se fijan a la pared, a un árbol o incluso a algún poste.

Si el presupuesto lo permite y técnicamente es factible se pueden acometer obras en el edificio y no es mala idea mirar a la arquitectura tradicional. Las celosías, voladizos, marquesinas y aleros contribuyen a una mejora muy importante. “Los elementos de protección solar pasiva pueden resultar fundamentales para minimizar la necesidad de refrigeración y, con ello, el coste de la energía necesaria”, incide Castro. Y si el inmueble tiene una cubierta plana el arquitecto aconseja mejorar el aislamiento o, incluso, incorporar una cubierta vegetal.

Para el interior de las viviendas, lo más demandado y eficaz son los equipos de aire acondicionado. Las olas de calor del año pasado, en las que se alcanzaron temperaturas de más de 45 grados en algunas regiones, han impulsado la venta de estos aparatos. En el mercado existen multitud de opciones. Los sistemas de aire acondicionado tipo split o multisplit son los más instalados y relativamente económicos. Consisten en una unidad exterior con un compresor y una o varias unidades interiores con evaporador y condensador, instaladas mediante pequeños agujeros en la pared. De acuerdo con Sanz, un equipo con tecnología inverter (más eficientes al variar la velocidad de rotación del compresor) de 2.700 frigorías y 3.000 kilocalorías por hora tiene un precio aproximado de 800 euros.

También muy vendidos son los equipos con bomba de calor que permiten generar aire caliente en invierno y refrigerar en verano. Un aparato de 3.800 frigorías y 4.300 kilocalorías tiene un precio aproximado de 1.250 euros si es split y de 1.900 euros si es multisplit. La cadena de bricolaje Leroy Merlin aconseja apostar por equipos con la máxima eficiencia energética.

La instalación de aire acondicionado por conductos es lo más costoso, pero ofrece un rango de potencias muy amplio y revaloriza significativamente la vivienda. Es más habitual en casas nuevas donde se ha realizado la preinstalación, puesto que en pisos ya existentes habría que habilitar un falso techo e incorporar los conductos y salidas de aire, lo que encarece el presupuesto. “Si tenemos la instalación realizada el precio medio de un equipo de 6.000 frigorías es de 1.600 euros”, dice Sanz.

Luego están los aparatos portátiles o de ventana, de menos potencia, pero bastante más económicos: su precio ronda los 300 euros. Necesitan evacuar el aire sobrante a través de un conducto que se coloca en la ventana.

El consejo de los expertos sobre cuál instalar depende de las condiciones climáticas de cada zona. “Para las viviendas situadas en el sur es recomendable optar por sistemas más potentes y eficientes, como los conductos o multisplit. En cambio, en el norte se pueden considerar opciones más económicas y flexibles, como los equipos split o portátiles, dependiendo de las necesidades específicas y el uso previsto del aire acondicionado”, desliza el director general de Habitissimo.

Con y sin aspas

Si el presupuesto no llega, una opción asequible son los ventiladores de techo, cada vez más sofisticados. Es el caso de los ventiladores sin aspas, más pequeños que los tradicionales, modernos y seguros, además de eficientes y decorativos. Absorben aire desde su parte central y lo distribuyen por los laterales de su estructura. Su precio ronda los 600 euros y los hay incluso con luz. Con los modelos más sencillos, el coste baja considerablemente. “Un ventilador de tres aspas para una habitación de unos 20 metros cuadrados puede tener un precio a partir de 60 euros”. Aunque si son de diseño pueden superar los 200 euros.

No solo hay ventiladores para interiores. “Este año destacan los ventiladores de techo para exterior, incluyendo modelos tipo plafón que ocultan las aspas. Poseen características avanzadas como luz led integrada, mando a distancia, temporizador y motores más silenciosos y eficientes”, dicen en Leroy Merlin.

Otros trucos que pueden ayudar a mantener una casa algo más fresca son pintar las paredes de color claro porque acumulan menos calor que las de color oscuro. “Optar por pintura aislante térmica que contenga microesferas cerámicas, aerogeles o partículas de corcho actuará como rotura de puente térmico, y a su vez evitará la condensación de la vivienda y la posible aparición de moho”, explican en la plataforma de reformas.

Ahora bien, de poco servirán todos estos elementos y medidas si el edificio y la casa están mal aisladas. Es importante que las ventanas tengan rotura de puente térmico, que impedirá que entre el calor. Y es imprescindible revisar las fisuras en las paredes, las filtraciones o cualquier deterioro de la fachada. “Arreglarlas no solo evitará que escape el frescor, sino que también ahorrará dinero en posibles reparaciones posteriores más grandes”, afirma Sanz.

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