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“Señor Foley, entiendo que lleve toda la vida así, pero el mundo ha cambiado un poco”, le dice un policía de nueva generación a Axel Foley en un momento de Superdetective en Hollywood: Axel F, tardía nueva entrega de la saga protagonizada por Eddie Murphy, con tres películas producidas en 1984, 1987 y 1994, respectivamente. Una frase que bien podría servir para decírsela no ya al personaje sino al propio Murphy, estrella del cine de los ochenta y primeros años noventa, hace tiempo en decadencia o en el olvido; a la película en sí misma, un producto mucho más plano que ligero, en un tiempo muy distinto a aquellos desprejuiciados años ochenta en los que la primera entrega triunfó con su fusión entre policiaco, comedia y acción; e incluso al mundo del audiovisual, pues ni siquiera se estrena en aquellas salas de cine repletas de público sino en la individualidad del hogar, vía Netflix. La nueva Superdetective en Hollywood es un anacronismo en todos los sentidos.

En el año 1987 la pareja de productores formada por Don Simpson y Jerry Bruckheimer reinaba en el cine popular en su más amplia extensión con productos como Flashdance y Top Gun. La primera producción de la serie protagonizada por Eddie Murphy recaudó 230 millones de dólares, solo en EE UU, cuando había costado 13, y llegó a ser nominada al Oscar al mejor guion original. Simpson murió en 1996 a los 52 años, y aunque Bruckheimer siguió en la cima durante muchos más, hace demasiado tiempo que no logra un éxito. Salvo con la infalible saga de Piratas del Caribe, Bruckheimer, que de nuevo comanda la producción de Superdetective en Hollywood a los 80 años de edad, parece haber perdido el toque y lo más llamativo de sus producciones de las dos últimas décadas son los números rojos de Prínce of Persia y, sobre todo, de El llanero solitario, con la que Disney perdió casi 200 millones.

Mark Molloy, el director reclutado para llevar a cabo la resurrección de Axel Foley, procedente de la publicidad, es la impersonalidad más absoluta en su película de debut en el cine. Solo hay que comparar la frescura de la secuencia de créditos iniciales de la primera entrega, en la que Martin Brest capturaba el espíritu social de la calle con la ligereza del cine de la época, para empezar a echar de menos aquella esencia dionisiaca. Axel F, cuarta entrega de la serie, se parece mucho más a un vulgar policiaco de los noventa que a cualquier producción de acción contemporánea. En un tiempo en que el policiaco ha sido casi desterrado de las salas, la nueva superdetective solo tiene una opción: que los fanáticos de la obra original y de la vis cómica de Eddie Murphy (este crítico tampoco llegaba a esos extremos, en ninguno de los dos casos, salvo con Entre pillos anda el juego, formidable resurrección de las screwball comedies clásicas) vuelvan a ellas con la ilusión adolescente de entonces y se dejen capturar por las nuevas variaciones de la famosa banda sonora de música electrónica del alemán Harold Faltermeyer.

A Murphy, que ya fracasó hace tres años cuando intentó revitalizar El príncipe de Zamunda, tampoco le han escrito un guion a su altura. Y a pesar de las presencias de algunos de los personajes de las anteriores entregas (la segunda, de Tony Scott, cumplía, pero la tercera, de John Landis, válgame dios, era infame), y de Kevin Bacon poniendo caras de villano y andando a lo Kevin Bacon, la película no tiene más remedio que jugar al cliché, como el del policía suspendido que investiga un caso. Mientras, en su pretendido toque de buddy movie, al mítico detective le acompaña una hija abogada con eterno gesto de cabreo, en uno de los pocos matices contemporáneos del guion. El último plano, una imagen congelada de la estrella, se convierte así en el símbolo formal y metafórico de la deficiente reliquia que en realidad es Axel F.

Superdetective en Hollywood: Axel F.

Dirección: Mark Molloy.

Intérpretes: Eddie Murphy, Taylour Page, Joseph Gordon-Levitt, Kevin Bacon. 

Género: policiaco. EE UU, 2024.

Plataforma: Netflix.

Duración: 115 minutos.

Estreno: 3 de julio.

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