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Los principales sellos discográficos del mundo han demandado a dos nuevas empresas de inteligencia artificial (IA) por supuesta violación de derechos de autor en un caso que podría marcar un hito en el desarrollo de esta. Sony Music, Universal Music Group y Warner Records aseguran que las compañías Suno y Udio han infringido los derechos de autor a una escala “casi inimaginable”. Es la enésima denuncia por el uso de la IA en el ámbito de la cultura y la comunicación, después de que en diciembre el diario The New York Times demandara a OpenAI y Microsoft por el uso fraudulento de millones de artículos para entrenar chatbots que ahora compiten con su contenido. Una denuncia a la que en abril se sumaron otros ocho diarios estadounidenses.

Los motivos de la demanda de la Asociación de la Industria Discográfica de Estados Unidos (RIAA, por sus siglas en inglés), que engloba a las grandes discográficas, son los mismos que los esgrimidos en su día por el diario neoyorquino: que el software de las empresas Suno y Udio ha entrenado sus modelos de IA con canciones originales y violado derechos de autor de sus catálogos, por lo que piden una indemnización por daños y perjuicios de 150.000 dólares por obra. Suno AI y Udio son plataformas gratuitas especializadas en la generación de música y en la conversión de texto a música, que aún están disponibles en versión beta. Ambas ofrecen una versión gratuita, con limitaciones, así como distintos planes de pago.

La demanda se dirige a cada una de estas empresas, por supuestamente infringir y explotar sin permiso derechos de autor de los artistas que firman bajo sellos como Universal Music Recordings, Sony Music Entertainment y Warner Records. La impuesta contra Suno, desarrollador de Suno AI, se ha presentado en el Tribunal de Distrito de Estados Unidos de Massachusetts, mientras que la correspondiente a Udio AI, que desarrolla Uncharted Labs, se ha formulado ante el Tribunal de Distrito de Estados Unidos para el Distrito Sur de Nueva York.

Las demandas, anunciadas el lunes por la RIAA, forman parte de una oleada de demandas de autores, organizaciones periodísticas y otros grupos que cuestionan la liberalidad con que las empresas de IA utilizan su trabajo. Suno, con sede en Massachusetts, lanzó su primer producto el año pasado y afirma que más de diez millones de personas han utilizado su herramienta para hacer música. La empresa, que colabora con Microsoft, cobra una cuota mensual por su servicio y recientemente anunció que había conseguido 125 millones de dólares de inversores.

Según ha explicado la RIAA, que cree que la oferta de Suno y Udio “frustra la promesa de una IA genuinamente innovadora” al considerar “justo” copiar el trabajo de un artista y explotarlo para su propio beneficio, estas reclamaciones incumben a músicos de múltiples géneros, estilos y épocas, con un valor total en derechos de autor incalculable. Las discográficas citadas, y otras más pequeñas como Atlantic y Capitol Records, indican que el contenido que Suno y Udio emplearon para entrenar sus modelos de IA viene de grabaciones con derechos de autor reproducidas sin permiso.

Suno, explica la demanda, “no podría haber construido un modelo capaz de producir audio tan similar a las grabaciones con derechos de autor sin copiar esas grabaciones”. Ello se debe a que su IA primero “copia cantidades masivas de grabaciones de sonido”, después “limpia” los archivos copiados para eliminar datos duplicados o de baja calidad y, después, procesa la información recopilada para “afinar” o modular su modelo de IA, “lo cual puede requerir copias adicionales de las grabaciones de sonido recopiladas”.

Por eso, los demandantes consideran que Suno genera “con frecuencia resultados con un gran parecido a las grabaciones con derechos de autor”, y citan ejemplos concretos como las canciones Deep down in Louisiana to New Orle, con una estructura muy similar a Johnny B. Goode, de Chuck Berry, o One, Two, Three O’Clock, presuntamente entrenada sobre Rock Around The Clock, de Bill Haley & His Comets.

Desde la asociación creen que “esta infracción no se puede solucionar simplemente aflojando el ajuste del modelo o implementando barreras técnicas que hagan menos probable que los resultados coincidan con extractos de las grabaciones protegidas por derechos de autor”. En la demanda contra Udio, las discográficas señalan que el entrenamiento de sus modelos de IA es igual al de Suno, con una recopilación masiva que incluye la copia o descarga directa de canciones de fuentes digitales. Tras “limpiarlas”, las procesa y establece una serie de valores de los parámetros que forman su modelo. Si bien desde la compañía han indicado que su modelo se entrena con la “música de mejor calidad que existe” y que esta se obtiene de internet, donde está “disponible públicamente”, los demandantes insisten en que esto “no significa lo mismo que dominio público”.

“El hecho de que los catálogos de grabaciones protegidas por derechos de autor de los demandantes estén disponibles públicamente no significa que nadie pueda copiarlos y explotarlos comercialmente”, subraya la demanda. Una de las creaciones de Udio citadas en la denuncia es Sunshine Melody, generada por la plataforma tras introducir la letra de la canción My Girl de The Temptations en el cuadro de texto. Lo mismo sucede con Subliminal Hysteria, una creación muy parecida a American Idiot de Green Day, entre otros ejemplos.

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