MERCADOS

Tras 90 minutos que se festejarán durante días –o semanas, o meses, o años- en Panamá, Estados Unidos aprendió a la fuerza que por ahora tiene el marco pero que todavía le falta el cuadro. El país organizador de la Copa América 2024 ofrece estadios impactantes, que a su vez despiertan críticas por el deficiente estado del césped y las exiguas medidas de los campos de juego, pero la selección local todavía está lejos del primer mundo del fútbol. A la hora de la verdad, con la pelota en juego, los panameños revirtieron la desventaja inicial en la noche del jueves en Atlanta y se llevaron un sorpresivo triunfo 2-1. El resultado deja a Estados Unidos groggy, contra las cuerdas, obligado a jugarse todo ante Uruguay en la última fecha para evitar lo que sería un fracaso con ruido: la eliminación en la primera ronda.


Orlando Mosquera, Éric Davis, Edgardo Fariña, Roderick Miller, José Córdoba, Amir Murillo, Yoel Bárcenas, César Blackman (Freddy Góndola, min. 59), Cristian Martínez (Abdiel Ayarza, min. 75), Adalberto Carrasquilla y Eduardo Guerrero (José Fajardo, min. 45)


Matt Turner (Ethan Horvath, min. 45), Chris Richards, Antonee Robinson, Joe Scally, Tim Ream (Josh Sargent, min. 85), Giovanni Reyna (Cameron Carter-Vickers, min. 45), Weston McKennie, Tyler Adams (Johnny Cardoso, min. 45), Folarin Balogun (Ricardo Pepi, min. 71), Timothy Weah y Christian Pulisic

Goles
0-1 min. 21: Folarin Balogun. 1-1 min. 25: César Blackman. 2-1 min. 82: Jose Fajardo Nelson

Arbitro Iván Arcides Barton Cisneros

Tarjetas amarillas
Robinson (min. 32), Eduardo Guerrero (min. 44), Chris Richards (min. 88), Edgardo Fariña (min. 91), Freddy Góndola (min. 92)

Tarjetas rojas
Tim Weah (min. 17), Adalberto Carrasquilla (min. 87)

Los goles de César Blackman en el primer tiempo y de José Fajardo, ya a siete minutos para el final, le dieron a Panamá sus tres primeros e históricos puntos en el grupo C de la Copa, tras la segunda fecha. Estados Unidos también suma tres unidades, y por diferencia de gol aún ocupa el segundo puesto, pero la última fecha parece favorable para los panameños, que este lunes enfrentarán al que se supone es el rival más débil del grupo, Bolivia. Todavía sin tradición, aunque con un notable avance en los últimos años a nivel Concacaf, los estadounidenses tal vez también aprendan que el fútbol es el deporte de los pronósticos traicionados.

Símbolo del fútbol moderno, el VAR, a cargo de la nicaragüense Tatiana Guzmán, fue decisivo en tres acciones, todas resueltas con acierto: anuló un gol de Estados Unidos por posición adelantada a los 4 minutos, decidió la expulsión del local Timothy Weah por agresión a los 17 y revocó un penal por simulación a favor de Panamá, ya a los 20 del segundo capítulo. Acaso la única decisión por su cuenta que tomó el árbitro salvadoreño Iván Barton fue la segunda tarjeta roja, la que le mostró al panameño Adalberto Carrasquilla sobre el final, cuando su equipo ya ganaba 2-1.

Aunque el resultado signifique un puñal para el equipo de Gregg Berhalter, el partido fue tan entretenido que sirvió para que los estadounidenses que llenaron el estadio —y quienes lo siguieron por televisión en la previa del primer debate entre Joe Biden y Donald Trump— continúen su lento pero progresivo entusiasmo por el fútbol, cada vez menos soccer. Si Estados Unidos consiguió a fuerza de razones económicas y políticas que la FIFA y la Conmebol le concedieran la organización de todos los torneos importantes —a esta Copa América le seguirá en 2025 el Mundial de Clubes y, por supuesto, en 2026 la Copa del Mundo de selecciones—, y hasta la MLS contrató a Lionel Messi, la selección nacional atraviesa el camino opuesto, el de exportación: la integran futbolistas “europeos”.

Para el equipo titular ante Panamá, el entrenador Berhalter eligió a seis representantes de la Premier League de Inglaterra (incluida la defensa completa), tres del calcio italiano, uno de la Bundesliga alemana y uno de la Ligue 1 de Francia. Sin embargo, la localía y esa representación en clubes históricos (Juventus, Milan y Nottingham Forest, entre otros) fueron inútiles para controlar el partido ante un rival en teoría inferior. Al contrario: Panamá, otro equipo sin futbolistas con presente en su propia liga (algunos de sus muchachos se ganan la vida en Islas Feroe, la Segunda División de Arabia Saudita, Azerbaiyán, Bulgaria, Israel, Eslovaquia y Ucrania) se apoderó de la pelota en casi toda la noche, al punto que terminó con una ventaja en la posesión de 73% a 27%.

Seguramente Panamá nunca se convierta en un equipo de autor, pero desde los primeros segundos se advirtió el estilo —o sobre todo la intención— de su entrenador, Thomas Christiansen, un español de origen danés que en su etapa de jugador fue dirigido por Johan Cruyff en el Barcelona. Con el buen pie de Carrasquilla (el único jugador de la MLS de los 22 titulares, del Houston Dynamo FC) en el mediocampo y el talento latino de Cristian Martínez (del ascenso árabe, en el Al Jandal) en la zona de creación, los panameños siempre miraron de frente el arco defendido por Matt Turner en el primer tiempo y, tras su reemplazo por lesión en el descanso, por Ettan Horvarth en el complemento.

Es cierto que la expulsión del hijo del liberiano George Weah por una insólita agresión cuando la pelota estaba en mitad de cancha dejó a Estados Unidos con un jugador menos desde los 17 minutos, pero casi enseguida le siguió un zurdazo de Folarin Balogun para el 1-0 que posiblemente terminará en el podio de los mejores goles de la Copa América. El equipo de Christiansen, que ya había perdido 3-1 ante Uruguay, podría haber resignado y aceptar una pronta eliminación, pero en cambio tomó lo mejor de ese debut —durante unos pocos minutos dominó al equipo de Marcelo Bielsa— y de a poco comenzó a sentirse local, como si el partido se jugara en Ciudad de Panamá.

Fue natural entonces que llegara el gol de César Blackman para el empate parcial, a los 26 minutos. Sin embargo, lejos de conformarse con el empate — que, es cierto, lo dejaba con malas perspectivas para la clasificación a los cuartos de final— , Panamá nunca dejó de atacar, como si estuviera en su necesidad pero también en su ADN. Estados Unidos, en cambio, apostó por el empate cuando todavía faltaba mucho para el final, una postura conservadora que se podría haber entendido contra un rival de mayor peso histórico pero que resultó decepcionante contra Panamá.

Esa búsqueda ofensiva de Christiansen tuvo recompensa: dos de los jugadores que ingresaron en el complemento, ambos en el fútbol sudamericano, Abdiel Ayarza (Cienciano de Perú) envió el enésimo centro para que Fajardo (Universidad Católica de Chile) convirtiera el 2-1 que le regaló al fútbol panameño uno de sus mejores triunfos de su historia, mientras que Estados Unidos pagó su avaricia futbolera. La opulencia, por ahora, no bajó al césped.

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