MERCADOS

Abanicos, crema solar, gorras y pancartas. Málaga se ha echado este sábado a la calle para protestar por la escasez de vivienda, los altos precios del alquiler y las consecuencias negativas de la masificación turística en la capital malagueña. Miles de personas han marchado por las principales calles del centro histórico en una convocatoria impulsada por el Sindicato de Inquilinas e Inquilinos bajo el lema “Málaga para vivir, no para sobrevivir”. Tras Canarias, Baleares o Barcelona ha sido ahora el turno para la ciudad andaluza, inmersa desde hace años en una espiral de subida de precios de para compra o alquiler mientras los pisos turísticos se han disparado: son ya más de 12.000, según el registro de la Junta de Andalucía, lo que la sitúa solo por detrás de Madrid y Barcelona. “La ciudad está sufriendo, existe un gran malestar y hacía falta poner sobre la mesa el problema de la vivienda”, explicaba Curro Machuca, portavoz de la entidad convocante.

“Málaga no se vende”, “sueldos precarios y pisos para millonarios” o “este turismo no es sostenible” son algunos de los lemas de las muchas pancartas sostenidas por los manifestantes, que representaban a buena parte de la ciudad: jóvenes, mayores, familias completas. Para Francisco Torres, de 25 años, esta es su primera manifestación. “No me esperaba tanta gente, pero es que si no nos movilizamos ya, no cambiará nunca nada”, apuntaba el joven, acompañado de su amigo Cristian Cabra, de 24 años. “Nosotros estudiamos, trabajamos y cobramos un salario decente. Y ni así hay forma de acceder a la vivienda. Hemos cumplido nuestra parte del contrato social pero no hemos conseguido nada”, subrayaba. “Esto es insostenible: comprar una casa es imposible”, señalaba María Franco, de 38 años. “Ahora los malagueños somos de segunda”, subrayaba su hermana Lole. Ambas estaban acompañadas de su madre, Lola González, de 67 años. A pesar de contar una pensión y una vivienda, y tener una situación más cómoda que sus hijas, quería mostrar apoyo a los malagueños. “Estamos en contra del modelo turístico que hay”, insistía.

“Es una lucha contra los procesos de presión turística y de gentrificación que nos expulsan de nuestros barrios y generan efecto cascada en las zonas colindantes”, indicaba hace unas semanas el Sindicato de Inquilinas e Inquilinos, organización que trabaja desde hace más de una década “por la defensa del derecho a la vivienda y un alquiler asequible, estable, seguro y digno”. Sus responsables aseguran que el tema central de la protesta es el problema de la vivienda: “Vivimos en una ciudad que nos explota en pos de los beneficios privados del mercado inmobiliario y del turismo”, insisten desde la entidad, donde señalan también que el turismo genera, además, otros “importantes efectos negativos sobre el medio ambiente y la gestión de los limitados recursos naturales, especialmente el agua”.

La ciudad se ha volcado con la convocatoria. Los carteles de la manifestación han llenado buena parte de la capital malagueña en las últimas semanas y las redes sociales han servido también para movilizar a muchas personas. Además, a la convocatoria del sindicato se han ido sumando a lo largo de las últimas semanas más de medio centenar de asociaciones y organizaciones de distintos sectores, que han participado también en la marcha. Esta ha arrancado a las 11.30 de la mañana desde la Plaza de la Merced y ha contado con la participación de miles de personas, que han llenado las principales calles del centro en un recorrido que se extiende algo más de dos kilómetros y culmina en la Plaza de la Constitución donde se leerá un manifiesto.

Precios disparados

Málaga es hoy la tercera ciudad de España donde mayor porcentaje de ingresos deben dedicar las familias a pagar un alquiler (un 40%, solo por detrás del 43% de Barcelona y el 41% de Palma). El cálculo del portal inmobiliario Idealista señala que el coste del metro cuadrado para adquirir un piso ha subido un 19,6% solo en el último año. El municipio sale siempre en los primeros lugares de los informes de sociedades de tasación e inmobiliarias sobre el incremento de los precios de casas y pisos en todo el país. A cambio, el número de plazas en pisos turísticos se ha multiplicado por 15 desde 2016, pasando de 4.129 a 62.835, según los datos del organismo público Turismo Costa del Sol. Los precios del mercado del alquiler superan, de media, unos 500 euros los registrados en el Sistema de Referencia Estatal impulsado por el Ministerio de Vivienda. El Ayuntamiento de Málaga, gobernado por el PP, rechazó —con el apoyo de Vox— declarar la ciudad zona tensionada para limitar las rentas.

El Ayuntamiento de Málaga ha impulsado recientemente medidas para limitar el número de viviendas turísticas. A principios de mes el alcalde, Francisco de la Torre, anunció que las nuevas licencias solo se darán a pisos que tengan un acceso independiente o estén en bloques destinados en su totalidad al uso turístico. El regidor ha preferido en los últimos días no mencionar la convocatoria de la manifestación de este sábado, pero sí lo hizo el viernes la portavoz del equipo de gobierno, Elisa Pérez de Siles. Dijo este viernes que los términos del manifiesto difundido por el Sindicato de Inquilinas e Inquilinos son “incompatibles” con la hoja de ruta del Gobierno municipal y, que sin embargo, “la vivienda es un asunto estratégico” que preocupa el consistorio “desde hace muchísimos años”.

Pérez de Siles destacó la inversión de 500 millones de euros “a pulmón” para levantar más de 5.300 pisos en la ciudad. También aprovechó para solicitar la colaboración tanto de la Junta de Andalucía como del Gobierno central para fomentar más construcciones. El alcalde prometió en la campaña de las últimas elecciones locales un plan para construir 8.900 viviendas entre protegidas y libres en un plazo de cinco años. Varios proyectos están ya en marcha.

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