MERCADOS

La última vez que Marc Márquez subió al podio en Sachsenring, en 2021, lloró desconsoladamente. Era su primera victoria desde el trompazo en el GP de España de 2020, que supuso un antes y un después en su trayectoria. Venía de superar tres operaciones en el húmero derecho y competía dolorido, incapaz de recobrar su versión demoledora encima de la moto desde que arrancó su calvario con las lesiones, que todavía le reservaba varios golpes. Su año y medio sin lograr una victoria parecía entonces una mala racha irrepetible, pero a la cita de 2024 llega rozando ya los 1.000 días sin cruzar primero la bandera de cuadros.

El paddock apunta estos días al piloto de Gresini, ya resuelto su futuro con la Ducati oficial el próximo año, como principal favorito al triunfo a pesar de su insólita sequía. “El fin de semana no será fácil, no tanto como la gente vaticina”, descarta de primeras el gran protagonista en la previa del GP de Alemania. Al fin y al cabo, desde 2010, aquí nadie le ha batido sobre la pista un domingo, en el que es su trazado más prolífico, incluso por encima del circuito de las Américas en Austin, Texas, con un total de 11 victorias.

En este mismo escenario fetiche, el año pasado, no tomó la salida del gran premio después de acumular cinco duras caídas entre el viernes y el domingo, la última durante la sesión de calentamiento. En cuestión de horas decidió no correr la prueba que tantas alegrías le había dado, harto de tanto sufrir encima de la moto. El sábado había terminado undécimo en la sprint, la que es su única derrota en 14 años en el trazado de izquierdas que tan bien encaja con su estilo de pilotaje –en 2020 no se disputó la carrera y en 2022 fue baja tras su cuarta intervención en el brazo–. La renuncia a pilotar en el jardín germano, dolorido físicamente y triturado mentalmente, terminó de empujarle a abandonar Honda. Su salida, de hecho, se fraguó durante el viaje en avión de regreso a Madrid el mismo domingo.

“Hace un año estaba muy cerca de decir basta, poner punto final a mi carrera”, reconoce Márquez al rememorar su doble renuncia a las carreras en Assen y Sachsenring el curso pasado. La salida de la marca de su vida, traumática, le ha permitido cumplir todos los objetivos que se marcó en una jugada al todo o nada. “En seis o siete carreras el equipo ha logrado crear una buena atmósfera y reconstruir a un piloto que hace un año estaba para retirarse, estaba muy perdido”, subraya el piloto sobre su actual escuadra, la única que decidió esperarle todo lo que hiciera falta para darle cobijo. En Gresini, un equipo familiar que le ha permitido recuperar la sonrisa, la competitividad y encaramarse a la moto más completa de la parrilla, el 93 ha vuelto a sentirse piloto en plenas condiciones.

No por ello comparte el favoritismo que le otorgan el resto de rivales. “Si nos sale un fin de semana perfecto, me encuentro bien y voy rápido, como mucho estaré al nivel de Jorge y Pecco para disputar el podio y la victoria. Ojalá”, apunta. Se refiere a Martín, líder del certamen, y Bagnaia, vigente defensor de la corona y su futuro compañero de equipo. Ambos disputaron aquí, en 2023, una trepidante carrera que no se decidió hasta la última curva a favor del madrileño, que este año podrá además estudiar su telemetría. “Él tiene el potencial para luchar por la victoria, sabemos lo bien que se le dan los circuitos de izquierdas y aquí lo intentará todo”, augura el italiano.

Pase lo que pase, Márquez sigue destilando cautela en sus declaraciones. Sí, puede llegar la victoria, es el lugar idóneo, pero por mucho que corte la sequía no se plantea todavía meterse en el saco de los dos pilotos más rápidos de la categoría. “El objetivo de cualquier piloto es ganar, pero este año es difícil pensar en el título. Puedo ser rápido en algún circuito, pero estos dos son más rápidos y mucho más constantes, algo necesario para pensar en clave de campeonato. En todo caso, para mí, este año ya ha sido todo un éxito”, concluye.

Desde su entorno cercano celebran la madurez con la que Marc encara una cita a la que en el pasado llegaba con aspiraciones de victoria. Estos dos años y siete meses de sequía no pesan en su mente, ni siquiera los tiene en cuenta, y sigue centrado en el objetivo de divertirse, ser rápido y seguir mejorando encima de la Ducati GP23, la misma moto que coronó a sus dos grandes rivales el año pasado. “Lo importante es que la victoria no es una obsesión, sino una consecuencia que llegará más pronto o más tarde gracias a todo el sacrificio y trabajo de los últimos años”, cuenta su ayudante y amigo íntimo, José Luis Martínez.

Este fin de semana representa también la última oportunidad para el novato Pedro Acosta, que lleva varias carreras de morros con su GasGas, de batir el récord de precocidad en la categoría reina del propio Márquez. Es un circuito que se le ha dado bien, con dos victorias y un segundo puesto en sus tres visitas mundialistas. “Vamos a ver cómo empieza la cosa y ya veremos”, aventuraba el piloto murciano de 20 años, cauto en sus previsiones.

Puedes seguir a EL PAÍS Deportes en Facebook y X, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.

_

Exit mobile version