MERCADOS

El presidente de Brasil, el izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva, y su homólogo argentino, Javier Milei, de extrema derecha, todavía no han mantenido una conversación aunque este último gobierna hace ya casi siete meses. “No he hablado con el presidente de Argentina porque creo que [antes] tiene que disculparse con Brasil y conmigo, ha dicho muchas tonterías, solo quiero que se disculpe”, ha explicado este miércoles el brasileño durante una entrevista con el medio UOL. Ambos asistieron este mes a la reunión de mandatarios del G-7 en Italia, donde solo intercambiaron un saludo protocolario, según el portavoz gubernamental argentino. Los próximos días 7 y 8 de julio tendrán su primera reunión formal, salvo sorpresa, en la cumbre que los países del bloque Mercosur celebran en Asunción (Paraguay).

Pero Milei no tiene en sus planes disculparse, tal y como le pide Lula. “Está dentro de sus deseos y se lo respetamos, pero el presidente no ha cometido nada de lo que tenga que arrepentirse, al menos por ahora”, dijo el portavoz argentino, Manuel Adorni, en rueda de prensa. Su respuesta se asemeja a las que ha dado en anteriores ocasiones ante los pedidos de disculpas de otros Gobiernos atacados por Milei, como el del español Pedro Sánchez o el del colombiano Gustavo Petro.

Este miércoles se cumplen 201 años de relaciones diplomáticas entre Brasil y Argentina y el enrarecido clima actual está en las antípodas al de un año atrás, cuando el entonces presidente argentino, el peronista Alberto Fernández, viajó para reunirse con Lula por quinta vez y celebraron juntos ese aniversario. El malestar de Lula con el sucesor de Fernández arrancó cuando el ultraliberal argentino lo llamó “comunista corrupto” durante la campaña electoral. Empeoró cuando, una vez electo, invitó también al expresidente brasileño Jair Bolsonaro a su toma de posesión, por lo que Lula prefirió enviar a su canciller, Mauro Vieira.

Brasil es el principal socio comercial de Argentina y la Cancillería ha intentado sin éxito un acercamiento entre ambos presidentes. En abril, la canciller Diana Mondino, visitó Brasilia y São Paulo y dejó abierta la puerta a una futura reunión que por ahora sigue sin concretarse. El saludo protocolar en el G7 revelado por Adorni escapó a todas las cámaras y en la foto de familia Milei y Lula posaron cada uno en un extremo distinto. Esto no impidió que Brasil salvara a Argentina de su reciente crisis de desabastecimiento de gas a través de la estatal Petrobras.

En las últimas semanas la relación bilateral se ha tensado porque decenas de bolsonaristas, condenados o investigados por participar en el intento de golpe en 2023, han huido al país vecino en busca de refugio tras violar las medidas cautelares impuestas por el juez.

Lula, que pidió el voto para el peronista Sergio Massa en las elecciones que dieron la victoria a Milei el pasado noviembre, es consciente de que la relación con Argentina es vital, pero quiere mantener cierta distancia con un dirigente que le insulta y que comparte la alianza global de ultraderecha con Donald Trump, Bolsonaro o el partido español Vox. “Argentina es un país muy importante para Brasil, y Brasil es muy importante para Argentina. No será un presidente de la República quien meta cizaña entre Brasil y Argentina. El pueblo argentino y el pueblo brasileño son más grandes que los presidentes”, ha añadido Lula en la entrevista.

La semana pasada la canciller argentina, Diana Mondino, entregó al Gobierno de Brasil un listado con 60 prófugos brasileños que han huido a Argentina, en respuesta a una consulta anterior sobre el paradero de143 bolsonaristas buscados por la policía brasileña por saltarse las medidas cautelares. Lula ha declarado a UOL que el tema se gestiona “de la manera mas diplomática posible” y que, “si los tipos no quieren venir [a Brasil], que queden presos allí, en Argentina”.

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