
Preparando la municiónEste miércoles ya comenzaban a cargar en los camiones los 120.000 kilos de tomates de la variedad pera que se han usado para la fiesta.

Munición selecta y “ablandada”Las más de 120 toneladas de tomates que se han empleado durante la fiesta han seleccionadas y “ablandadas” para que, al lanzarlas, no hagan tanto daño.

El president no se la ha perdidoEl president de la Generalitat, Carlos Mazón, ha presenciado la fiesta desde una de las ventanas del Ayuntamiento.

Batalla campal en BuñolEn las calles de Buñol, con motivo de la celebración de la Tomatina, sobrevuelan los tomates a modo de munición.

Un poco de aguaEntre tanto tomate, algunos vecinos han podido pasar por agua y aclararse los restos de fruta.

Teñidos de rojoComo cada último miércoles de agosto, las calles de Buñol y las prendas de sus gentes vuelven a teñirse de rojo durante la Tomatina.

Pelirrojos en BuñolTras la fiesta, todos han quedado salpicados por los restos de tomate.

Desde los balconesAlgunos prefieren vivir la fiesta desde arriba y optan por asomarse al balcón para ver, sin temor a terminar mojados de tomate, qué se cuece en las calles de Buñol.

Y desde las casasOtros vecinos no se han asomado ni a los balcones, desde las primeras plantas de los edificios también han sido testigos de la fiesta.

Buceando entre tomateLos que salen a las calles, en cambio, utilizan gafas de sol o de bucear para evitar que el tomate les salpique en los ojos.