La fama de la paella valenciana es tal que este plato tradicional es conocido —y versionado generalmente con poco acierto— en todos los rincones del mundo. Algo menos conocida es otra aportación gastronómica valenciana, el almuerzo o esmorzaret, al que la BBC ha dedicado un extenso reportaje.
“Considerado un desayuno tardío o un almuerzo temprano (la comida real comienza alrededor de las 14:30), el almuerzo ocurre entre las 09:00 y las 11:30 de lunes a sábado y siempre incluye un sándwich enorme”, resumen. Citan además que el chef José Andrés lo definió en una ocasión como “una experiencia religiosa, sólo que con comida”.
“Podría decirse que el almuerzo es tan sagrado para los valencianos como la paella y ha sido fundamental para el trabajo y la vida social de la región durante siglos”, asegura la BBC.
En el artículo resaltan que la principal diferencia de estos bocadillos con los habituales de jamón o queso que se pueden encontrar en el resto de España es que pueden medir “medio metro de largo”. En muchos establecimientos ni siquiera existe una carta de bocadillos, sino que se pide directamente la mezcla que se desea, ya sea con carne, huevos fritos, calamares, tortilla o verduras.
“Hay que probar el relleno con un jugoso y dulce guiso de champiñones, pasas, patatas fritas, huevo frito y, opcionalmente, salchicha”, recomiendan en el texto, además de otros conocidos como el chivito o el blanco y negro.
Como resaltan, suelen acompañarse de cuenquitos de cacahuetes o aceitunas y cerveza o vino tinto con gaseosa. “El final es un pequeño café con ron endulzado con hierbas, llamado cremaet. Todo esto suele costar entre 6 y 8 euros”, aseguran.
“La perdurable popularidad de almuerzo es una muestra del poder del megasándwich para llenar el estómago y unir a amigos y colegas cada mañana”, añaden como colofón.
