MERCADOS

El equipo de transmisión y la cinta de emisión de la noche del golpe de Estado del 23-F; el serial de ciencia ficción del héroe Diego Valor, transmitido entre 1953 y 1958; el guion del último Hora 25 que condujo el mítico Carlos Llamas, antes de su fallecimiento en 2007; el facsímil de la composición de la Sinfonía azul; y un auca ―especie de estampa/cómic― de 1949 con varias rimas: “Lloverá o no lloverá, la radio lo dirá”. Este es el legado cultural que la Cadena SER ha depositado la mañana de este jueves, en el marco de su centenario, en el sitio 1.182 de la Caja de las Letras del Instituto Cervantes. El espacio es una antigua cámara acorazada de hace un siglo que guarda en casi 1.800 cajas objetos relacionados con la ciencia, las artes y las letras, donados por personajes insignes de la cultura hispánica.

“En esta bóveda está el recuerdo de Informe semanal, de la agencia EFE o de Iñaki Gabilondo. Así como la herencia de García Márquez o Miguel Delibes, quienes nunca separaron la formación periodística de la cultura”, comentó Luis García Montero en el acto de la mañana de este jueves. El evento fue un homenaje a la Sociedad Española de Radiodifusión, que empezó en 1924 como Radio Barcelona, la primera emisora de radio autorizada en España, que al año siguiente llegó a Madrid y que desde 1940 se llama Cadena SER. “Hace un siglo, por primera vez una persona podía saber más allá de su entorno y no era necesario tener un alto poder adquisitivo o vivir en las grandes ciudades para acceder a la cultura”, aseguró Jaume Serra, director de las celebraciones del centenario y delegado de Prisa Media en Catalunya, al mismo tiempo que recordaba cómo en aquellos primeros años se firmó un acuerdo para transmitir ópera a través de las ondas.

Junto a Serra y García Montero, estuvieron en el acto Montserrat Domínguez, directora de contenidos de la SER; Javier del Pino, director del programa A vivir que son dos días; e Ignacio Soto, director general de la cadena, quien firmó junto al director de Cervantes el acta del depósito. “Que más de tres millones de personas empiecen el día con las mismas voces supone un vínculo entre una comunidad, una sociedad y una cultura”, dijo este último.

Después de la ceremonia, a Domínguez y del Pino se les unieron en una mesa redonda la conductora del informativo Hoy por hoy, Ángels Barceló, y el de Hora 25, Aimar Bretos. Discutieron sobre la relación público-periodista radial, la transmisión de la cultura a través del micrófono y las primeras experiencias que los llevaron a la SER. Todo siempre atravesado por la figura de Carlos Llamas, agudo y dedicado director que consolidó a Hora 25 como uno de los programas radiales más influyentes en la sociedad española, y de quien, además de su último guion al frente del informativo, se depositaron en la Caja de las Letras un conjunto de recuerdos y escritos recuperados por Miguel Ángel Muñoz.

“Tiene sarcasmo, citas cinematográficas, escepticismo, es Carlos en estado puro. Permitía a los oyentes pensar que cualquiera de ellos estaba al frente de Hora 25″, destacó Del Pinar sobre su colega, quien falleció en 2007 a los 53 años por un cáncer de esófago. Meses atrás avisaba a su audiencia de su dolencia y volvió para una última entrega. El archivo de sus recuerdos rescata los mensajes de un foro de la audiencia cuando se supo que iba a regresar: “No está editado y no tiene ni un solo hater”.

“Todos los que hemos pasado por Hora 25, de alguna manera sabemos que estamos conduciendo el coche de Llamas. Es su impronta”, aportó Bretos. Montserrat Domínguez añadió que para atraer a nuevos públicos es necesaria una “personalidad radiofónica” como la de Llamas con “lenguaje propio, óptica, diferentes ángulos para encarar la noticia, formas de expresión”. Barceló no se quedó al margen de los halagos y rememoró cuando tuvo que hacerse cargo del programa tras su fallecimiento: “Para mí era terror porque iba a sustituir a alguien con una personalidad incuestionable”.

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