MERCADOS

Esquerra Republicana quiere evitar un pacto de última hora para una eventual investidura del socialista Salvador Illa como president. Si no hay nuevo Govern antes del próximo 25 de agosto habrá repetición electotal y la secretaria general de los republicanos, Marta Rovira, ha dejado claro este sábado que no está por la labor de dejarlo todo para el final. Rovira ha aprovechado su intervención en el consejo nacional de la formación para instar a cerrar “un preacuerdo” durante este mes de julio y, para mostrar su voluntad de llegar a buen puerto, ha reforzado el equipo negociador de los republicanos con equipos especializados en cuatro materias. La petición también se la ha extendido a Junts, si bien implícitamente ha dejado claro que ese acuerdo tiene pocas posibilidades.

“Queremos saber si hay voluntad política de acuerdo”, ha resumido la líder interina de la formación en el cónclave que los republicanos han celebrado esta mañana y donde también se ha aprobado el reglamento del Congreso extraordinario de noviembre. Las declaraciones de Rovira casi se han solapado con las de Illa, que a la misma hora ofrecía “generosidad y flexibilidad” a sus posibles aliados desde una acto del Partit dels Socialistes (PSC) en Mataró (Barcelona). Desde Bolvir (Girona), el secretario general de Junts, Jordi Turull, ha atacado a Illa, al considerar que no defiende los intereses de Cataluña por privilegiar la agenda del PSOE.

Los republicanos ponen presión así sobre el PSC para llegar a un acuerdo antes de que expire el plazo que aboca a unos nuevos comicios. “Esa tendencia negociadora de llegar al último momento no nos gusta, no lleva a acuerdos buenos para el país”, ha asegurado en videoconferencia Rovira, que en su día huyó a Suiza para evitar la acción de la justicia española por su implicación en el procés y ahora espera que se le aplique la amnistía. La secretaria general ha detallado las cuatro carpetas ya conocidas que pone sobre la mesa en las conversaciones pero dejando todo el foco sobre la económica: su propuesta ahí sigue siendo la financiación singular para Cataluña, en la línea del trato bilateral del concierto vasco pero añadiéndole un componente de solidaridad interterritorial. “Si no salimos de ahí [el marco común de financiación], habrá recortes”, ha augurado.

La decisión de ERC tiene tanto de táctico dentro de una negociación que se ofrecía al límite de los plazos como de mensaje interno a sus filas, donde un posible pacto con los socialistas genera división. Rovira no ha cerrado del todo la posibilidad a apoyar a Carles Puigdemont, fundador de Junts, como president. Sin embargo, ha reflejado de manera explícita las pocas opciones de prosperar que tiene ese camino. “El PSC no nos aclara su programa de Gobierno y Junts no nos aterriza sus programas si Puigdemont vuelve y logra la abstención del PSC”, ha dicho.

“Queremos [el preacuerdo en julio] porque necesitamos tiempo para debatir internamente ese acuerdo, si en realidad se ofrecen soluciones para el país o se precariza”, ha explicado la republicana. La dirección de Esquerra anunció una consulta interna en sus bases sobre el sentido del voto de la investidura y hacer girar la desconfianza histórica que un sector del partido tiene respecto al PSC es una de las tareas en las que la dirección tendría que focalizarse.

Rovira también ha querido huir de la simple petición de un preacuerdo próximo y para remarcar su voluntad ha anunciado que reorganizará el formato de las negociaciones. Hasta ahora el equipo lo formaban exclusivamente los diputados Josep Maria Jové, Marta Vilalta, Juli Fernández y un alto cargo del partido, Oriol López. Ahora habrá cuatro grupos de trabajo internos, divididos en igual número de carpetas a negociar: financiación singular, resolución del conflicto político, reconstrucción nacional y el mantenimiento de políticas puestas en marcha por el Govern que lidera Pere Aragonès, una idea que se quiere reforzar, tal como avanzó este diario. PSC, ERC y los comunes sumarían 68 diputados, la mayoría absoluta.

La intervención de Rovira prácticamente se ha solapado con la del líder de los socialistas catalanes. Illa ha participado esta mañana en un cónclave regional del PSC en Mataró y desde allí ha incidido en su mensaje conciliador de cara a lograr un acuerdo con republicanos y los comunes. “Lo que toca ahora es un espacio de estabilidad, de tranquilidad, para poder trabajar y enfocar problemas de fondo que tiene Cataluña”, ha pedido. Si en ERC el reto de un eventual preacuerdo con el PSC es convencer a las bases, dentro del socialismo hay mucho por hacer. Esta semana volvió a quedar claro que el futuro de la mejora de la financiación para Cataluña genera choques internos y los mensajes que llegan desde el Gobierno se refieren a una mejora de la situación actual pero sin romper el actual régimen común.

Dentro de los socialistas es extendida la idea de que, para lograr el voto necesario de ERC para la investidura, era necesario darles todo el margen posible para que resuelvan sus problemas internos. La petición del preacuerdo, aunque Rovira la ha hecho extensible a Junts, les interpela de manera directa, pero Illa ha querido dejar claro que más allá de la investidura aspira a explorar otras aritméticas. “La mejor solución hoy para Cataluña es el pacto de progreso al que estamos intentando llegar; esto no quiere decir que el resto de formaciones políticas tengan que quedar excluidas”, ha dicho, refiriéndose en específico a Junts -con quien también podría sumar más de la mayoría absoluta- y el PP.

Desde las filas Junts, que también ha celebrado este sábado un consejo nacional, tampoco se ha respondido de manera directa a Rovira. Su secretario general, Jordi Turull, ha aprovechado su intervención desde Bolvir (Girona) para reivindicar el derecho de Carles Puigdemont a presentarse a la investidura. Se trata de un camino con un punto rocambolesco, pues implica que Illa se abstuviera a su favor. El exconsejero de la Generalitat ha centrado sus críticas en un Illa al que ve más preocupado por agradar al PSOE que defender los intereses de Cataluña. “La negociación de una financiación propia no puede ir vinculada a una negociación sobre quién quiere ser presidente de Cataluña”, ha atacado.

Los republicanos, inmersos también en su pugna interna por el liderazgo de la formación, han aprobado también este sábado el reglamento del Congreso extraordinario de noviembre. Se espera que en esa cita se resuelva el contencioso entre quienes abogan por un cambio de caras y la continuidad que defiende el ahora expresidente de ERC, Oriol Junqueras. El 7 de octubre se inicia oficialmente la carrera interna y para formalizar listas a la Ejecutiva se necesitará el aval del 5% de la militancia (unas 430 firmas, según el actual censo). Sin embargo, el debate de la ponencia política será en febrero, con aún quedará tiempo para que ERC recupere estabilidad interna tras el cisma entre Junqueras y Rovira, a raíz de los malos resultados del último ciclo electoral

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