MERCADOS

De algún modo, el camino de España a los octavos de final de la Eurocopa comenzó en el mismo lugar que el de Georgia, su rival esta noche (21.00, La1) por un lugar en los cuartos de final donde espera Alemania. Se trata de dos equipos que parecen llegar de los extremos más alejados del fútbol europeo —el que más ha seducido en Alemania y el que se presenta con el peor ranking FIFA, debutante en el torneo—, y que sin embargo vienen del mismo momento transformador: septiembre del año pasado, en Tbilisi. Aunque no pudieron salir de allí con caras más distintas.

El 1-7 en la fase de clasificación disparó a la Roja y sacudió a Georgia: “No recuerdo ese partido”, bromeó ayer su seleccionador, el francés Willy Sagnol. “Fue un momento duro. Nos hizo daño. Pero si estamos aquí en parte es por lo que aprendimos esa noche, que fue mucho”.

También España está en este punto, sobre todo de juego, por lo que sucedió en aquel viaje a Tbilisi, punto fundacional de esta selección tanto en el carácter del grupo como en lo fútbolístico. Aterrizaron en la república exsoviética todavía con los ecos de los aplausos a Luis Rubiales el día del “no voy a dimitir”. Y sin botas para los futbolistas. ¿Qué más síntomas se necesitarían para diagnosticar un derrumbe total? Sin embargo, las circunstancias tuvieron un efecto inesperado en aquellos chicos que jugueteaban en zapatillas la noche antes del partido. “Ahí empezamos a acuñar el término de ‘familia”, recordó ayer Luis de la Fuente. “Fueron momentos muy emocionantes los que tuvimos que vivir, y de ahí salimos mucho más fuertes”.

Al día siguiente, ya con las botas enviadas desde Las Rozas en un vuelo privado, desguazaron a Georgia con unas armas que también pueden localizar allí su lugar de nacimiento. Antes del descanso se lesionaron Dani Olmo y Marco Asensio, y en su lugar entraron Nico Williams y el debutante Lamine Yamal, que se desplegaron juntos por primera vez, que marcaron, y que sobre todo mostraron la siguiente evolución del fútbol de la Roja, los extremos que hoy hipnotizan a Europa.

En los octavos vuelven a cruzarse los caminos de España y Georgia, para volver a separarse de manera definitiva. Un equipo que no ha encajado ni un gol, contra Mikautadze, que celebró en los tres primeros partidos. “Para mí, ya hemos ganado la Eurocopa”, dijo Sagnol, que sin embargo se resiste a descartar una sorpresa. Para la Roja, en cambio, es el primer escalón hacia la final de Berlín del 14 de julio. “Empieza una Eurocopa diferente”, dijo De la Fuente.

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