MERCADOS

El recelo que despierta la izquierda radical de La Francia Insumisa (LFI), y particularmente su líder, Jean-Luc Mélenchon, está siendo uno de los principales obstáculos para unificar las fuerzas políticas en Francia más allá de la izquierda en un denominado frente “republicano”. Esa expresión alude al cordón sanitario del resto de formaciones francesas a la extrema derecha. Las reticencias hacia el candidato izquierdista dificultan el intento declarado de la mayoría de fuerzas de frenar al Reagrupamiento Nacional (RN) en la segunda vuelta de las elecciones legislativas del 7 de julio para evitar que, por primera vez en la historia francesa, una extrema derecha surgida de las urnas pueda formar gobierno y nombrar primer ministro. La primera vuelta ha otorgado este domingo un tercio del voto al partido de Marine Le Pen.

El contador ya ha empezado a correr: los partidos tienen hasta las 18.00 del martes para presentar las candidaturas a la segunda vuelta del domingo. Ante el número récord de triangulares (circunscripciones en las que más de dos candidatos han pasado la primera criba), más de 300, la clave está en el llamado desistimiento: la retirada del tercer clasificado en los territorios en los que pasen tres a la segunda vuelta, para concentrar el voto en el candidato con más posibilidades de derrotar al representante del RN el domingo que viene.

La llave la tiene sobre todo el campo del presidente Emmanuel Macron, el gran derrotado en las urnas al quedar su alianza centrista, que hasta ahora tenía la mayoría parlamentaria, en un lejano tercer lugar, con 20,83% de los votos. Ni siquiera ha podido confirmar en primera vuelta a ninguno de los ministros que concurrían a las urnas del Gabinete del primer ministro saliente, Gabriel Attal, que también tendrá que ir a la segunda ronda.

Macron envió un mensaje la noche del domingo llamando a “una gran unión claramente demócrata y republicana” ante el RN y, según varios medios, ha convocado una reunión este lunes con sus ministros para decidir en qué circunscripciones se podrían retirar. Mientras tanto, varios destacados miembros del macronismo han excluido de esa eventual alianza “republicana” al LFI de Mélenchon, desoyendo el llamamiento del bloque de izquierdas Nuevo Frente Popular (NFP), el segundo clasificado con el 27,99% de los votos, de unir todas las fuerzas posibles contra el RN y sus aliados, en clara ventaja con el 33,15% de los votos.

El último ha sido el ministro de Economía, Bruno Le Maire, que este lunes ha repetido la consigna de votar, en caso de que no haya un candidato propio para la segunda vuelta, “por un candidato del campo socialdemócrata”, pero “no por La Francia Insumisa”. LFI “es un peligro para la nación, como el RN es un peligro para la república”, ha declarado en la cadena France Inter. De forma similar se han pronunciado en las últimas horas personalidades macronistas como el ex primer ministro Édouard Philippe, la presidenta saliente de la Asamblea Nacional, Yaël Braun-Privet, o la ministra delegada por la Igualdad, Aurore Bergé.

Mientras tanto, lo que queda del partido conservador Los Republicanos (LR) tras la espantada de su presidente, Éric Ciotti, que se ha aliado con la extrema derecha, sigue negándose a dar una consigna de voto contra el RN el domingo que viene. “Considerando que los electores son libres de elegir, no daremos una consigna nacional y dejaremos que los franceses se manifiesten según su conciencia”, dicen en un comunicado citado por Le Monde. Este grupo ha obtenido un magro 6,6% del voto en las legislativas.

Aprovechando las divisiones que provoca Mélenchon, el candidato a primer ministro por el RN, Jordan Bardella, ha instado a los franceses a apoyar a la extrema derecha el domingo que viene para garantizar una “ruptura responsable” frente a la “amenaza existencial para la nación francesa” que es, en su opinión, la alianza de izquierdas. Bardella reduce esa alianza al partido con más peso, LFI.

En una “carta abierta” a los franceses, Bardella ha afirmado este lunes que en la segunda vuelta del domingo, tienen dos opciones: o el RN o “los agentes del caos” del NFP. Un bloque que define como “una alianza de lo peor de la extrema izquierda reunida tras Mélenchon”. En un intento más de identificar toda la alianza de izquierdas con los insumisos, Bardella, se dice además “listo a debatir” con el líder de LFI.

Conscientes de las divisiones que provoca en su propio electorado —sobre todo en el más moderado— la figura de Mélenchon, el Nuevo Frente Popular ha tratado durante toda la campaña de dejar en un segundo plano al controvertido líder insumiso, que ni siquiera ha participado en los dos debates electorales celebrados hasta ahora. Tampoco habló en nombre de su formación (lo hizo su mano derecha, Manuel Bompard) en el llamamiento a un frente “republicano” de todas las fuerzas posibles que hicieron líderes del NFP la noche del domingo en la icónica plaza de la República de París. Eso sí, Mélenchon tomó el micrófono cuando todos los demás se habían retirado para lanzar su propia arenga a los miles de concentrados que permanecieron hasta bien pasada la medianoche en el centro de la capital.

La estrategia de identificar toda la alianza de izquierdas con Mélenchon parece estar funcionando: Le Figaro, el periódico de la derecha tradicional, dedica su portada a una gran foto de Bardella y Mélenchon, englobando en este a todo el NFP, justo la imagen que los partidos de izquierda moderada han intentado evitar todo este tiempo.

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