MERCADOS

Un arcoíris sobrevuela el centro de Madrid. En los balcones, en las banderas y en los abanicos. En las pancartas y en las muñecas de las miles de personas apelotonadas en la plaza Pedro Zerolo, en el barrio madrileño de Chueca. Reivindicación y celebración se entremezclan este miércoles para dar el pistoletazo de salida al Orgullo LGTBI+.

A ritmo de la versión española de Sará perchè ti amo, La Plexy, la drag queen que lleva años presentando esta fiesta, agita con explosividad al público que responde con gritos de alborozo e ilusión. Cuatro bailarines le acompañan entre tacones eternos. Y surge la primera consigna: “Ni un paso atrás”.

Los discursos se suceden entre las distintas asociaciones hasta que, sobre las nueve de la noche, llega el plato principal. Subidos en el escenario situado en medio de la plaza Pedro Zerolo, a la que da nombre uno de los activistas más conocidos del movimiento LGTBI+, cuatro exconcursantes de la última edición de Operación Triunfo son los encargados de leer el pregón. Son Juanjo Bona, Martín Urrutia, Violeta Hódar y Chiara Oliver. Su presencia desata la locura de los fans, que alternan gritos y lágrimas de emoción y graban con el móvil cada palabra de sus ídolos.

Los cuatro exconcursantes, todos pertenecientes al colectivo, se alternan el micrófono para reivindicar el amor libre. “El mundo está lleno de gente que siente y ama de distintas maneras, y todas están bien. Siempre ha sido así, aunque ahora seamos más visibles”, empieza Juanjo. La aclamación es atronadora y las pancartas de apoyo se reparten por toda la plaza. “Estoy aquí porque Juanjo y Martín lo hicieron más fácil”, reza una de ellas.

El programa musical se ha convertido en las últimas ediciones en uno de los espacios donde más visibilidad tienen las personas del colectivo y donde mayor reivindicación se hace de sus derechos y libertades. Los cuatro jóvenes veinteañeros no tuvieron reparo en mostrar su orientación sexual desde el primer momento en televisión y se convirtieron en referentes para la generación Z que les seguía en cada gala y comentaba sus actuaciones en redes sociales. “Si te has sentido sola, o has pensado que no te comprendían o que no merecías el amor de otras, aquí tienes a tus hermanas”, expresa Chiara.

Ambas parejas protagonizaron dos de los momentos más recordados de la edición que desató la locura entre sus seguidores en redes: ellos, cuando interpretaron God only knows; ellas, cuando cantaron I kissed a girl. La trayectoria en el programa les ha valido para dar el discurso de bienvenida en el Orgullo de este año. “Reivindicamos seguridad, protección y, sobre todo, libertad”, espeta Violeta.

El Orgullo de Madrid, cuyo lema este año es Educación, derechos y paz: Orgullo que transforma, se ha convertido en los últimos años en un fenómeno de masas al que acuden personas de medio mundo. Se prevé que un millón de visitantes asistan a las diferentes actividades que se celebran en la capital durante la semana, según la Policía Nacional.

La voz de la cantante Diana Navarro ha irrumpido en medio de la plaza sobre las nueve y media de la noche para cantar su versión de Se dice, de Concha Piquer, cuya letra alude a la libertad de amar sin tener en cuenta la opinión de los demás. Los asistentes han coreado, con mejor intención que afinación, los versos Si ven a dos mujeres también se dice que / el mundo está al revés y Amar, yo quiero amar con libertad / porque nací mujer / para querer / y hacer mi santa voluntad.

Aunque el inicio oficial del Orgullo LGTBI+ haya sido este miércoles, el barrio de Chueca lleva semanas engalanado para la celebración. Es difícil andar 20 pasos sin encontrarse con una bandera del colectivo colgando de algún comercio o de algún balcón. También se adelantó la manifestación del Orgullo Crítico, de carácter eminentemente reivindicativo y no festivo, donde unas 10.000 personas recorrieron la capital el pasado 28 de junio, Día Internacional del Orgullo LGTBI+.

El contexto político en el que comienza el Orgullo dibuja un panorama reivindicativo que va en consonancia con los últimos años. Aunque la celebración del año pasado ya se produjo en medio de una sucesión de pactos entre el Partido Popular y Vox en varios gobiernos autonómicos y municipales tras las elecciones del 28 de mayo, esta será la primera en la que las políticas pactadas se hayan realizado. Vox ha tensado la cuerda en repetidas ocasiones para invisibilizar cualquier atisbo de diversidad en las aulas o en la cultura. Así ocurrió en Burriana (Valencia), con el intento de un edil de Vox de censurar libros LGTBI+ por “escandalosos” de la sección juvenil de la biblioteca municipal o el rechazo a la obra de Virginia Woolf Orlando, donde se habla de la homosexualidad, “por falta de presupuesto” en Valdemorillo (Madrid).

La polémica también ha apuntado al Partido Popular en los últimos días. En el Ayuntamiento de Madrid, los elementos elegidos para representar el Orgullo 2024 en los carteles han sido tacones, condones, copas y confetis, sin ninguna mención a la bandera arcoíris o a las siglas LGTBI+. Un hecho que desató las quejas de las asociaciones del colectivo. Y en el de Valencia, la alcaldesa, María José Catalá, rechazó poner la bandera en el balcón municipal y argumentó que, si lo hacía, también tendría que poner la de muchas otras causas sociales.

Así que, en este contexto, el espíritu reivindicativo toma fuerza. Uno de los momentos más emotivos de este miércoles ha ocurrido cuando la presidenta de la Federación Estatal LGTBI+, Uge Sangil, ha lanzado tres preguntas al público. “Que levanten la mano quienes hemos sufrido acoso escolar, hemos sido insultados o nos han pegado”. Y la plaza se ha llenado de brazos en el aire.

La fiesta se alarga hasta pasadas las once de la noche. La reivindicación inicial ha dejado paso a la celebración. Empieza el Orgullo.

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