MERCADOS

Los alimentos básicos seguirán con el IVA rebajado durante seis meses más, pero, a diferencia de lo que sucede desde hace un año y medio, esta vez irán recuperando de forma gradual los tipos habituales del impuesto. El Gobierno, tras varias semanas monitorizando los precios de todos estos productos, ha dado luz verde este martes definitivamente a la prórroga de la medida, que echará a rodar el 1 de julio. Sin embargo, tal y como avanzaba este diario, en esta ocasión se ha recurrido a un diseño que contempla una vuelta progresiva a los tipos impositivos tradicionales que vaya pareja a la moderación de los precios.

En concreto, según explican desde Hacienda, del 1 de julio al 30 de septiembre, los alimentos de primera necesidad (un grupo en el que ahora también está el aceite de oliva) mantendrán el tipo actual del 0%, mientras que las pastas y aceites de semilla lo tendrán en el 5%. Entre el 1 de octubre y el 31 de diciembre, el tipo subirá al 2% en el primer grupo, mientras que ascenderá al 7,5% en el segundo. A partir del año 2025, la primera categoría volverá al 4% y la segunda, al 10%.

Bajo este nuevo esquema, los alimentos considerados de primera necesidad irán acercándose gradualmente al tipo impositivo del 4% habitual. En este grupo se incluyen tradicionalmente los panes comunes, harinas panificables, leche, quesos, huevos, frutas, verduras, hortalizas, legumbres, tubérculos y cereales naturales. Desde el mes de julio, también estará en esta categoría el aceite de oliva, cuyo IVA —ahora en el 5%, pero habitualmente en el 10%— empezará a gozar del tipo superreducido una vez culmine esta recuperación progresiva del gravamen. Por su parte, las pastas y el resto de los aceites, irán tendiendo poco a poco al 10% de siempre. El coste de la medida será de 1.036 millones de euros.

Este diseño, explicó la vicepresidenta primera y titular de Hacienda, María Jesús Montero, en la rueda posterior al Consejo de Ministros, responde, por un lado, a la petición de la Comisión Europea, la cual pide la retirada progresiva de las medidas de apoyo implantadas por los países con el objetivo de cuidar las finanzas públicas. Por otro, a la moderación de los precios de los alimentos que se espera para el último trimestre del año.

El Gobierno tomó la decisión de rebajar por primera vez el impuesto sobre el valor añadido en determinados productos durante las últimas semanas del año 2022. Por aquel entonces, el IPC de los alimentos registraba unos incrementos anuales superiores al 15%. Seis meses después, cuando se prorrogó la medida por primera vez, el INE anotaba unos avances anuales algo menores, pero todavía por encima del 10%. En diciembre de 2023, cuando Hacienda volvió a extender la medida, este grupo se encarecía a un ritmo del 7% anual. El último IPC, correspondiente al mes de mayo, registra un crecimiento anual en esta categoría del 4,4%, que según los analistas debería seguir bajando.

La reducción del IVA alimentario supuso un impacto recaudatorio de 1.700 millones de euros para Hacienda durante año pasado. De cara a este ejercicio, en el que solo estaban previstos los primeros seis meses, la estimación inicial del Gobierno apuntaba a una pérdida de 834 millones: 100 por la aplicación del IVA al 5%, en lugar del tradicional 10% a pasta y aceites, y otros 734 por suprimir el impuesto a los productos básicos. Es decir, si la rebaja se hubiera extendido otros seis meses, el impacto para las arcas públicas habría vuelto a rondar los 1.700 millones en el conjunto del ejercicio.

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