MERCADOS

Los jugadores de la selección española se apretaban en una piña sobre la hierba del Olímpico de Berlín, segundos antes de que empezara el primer partido contra Croacia, con los capitanes Morata y Rodri, y quien arengaba con entusiasmo era un debutante. Dani Carvajal estaba a punto de estrenarse en una Eurocopa con 32 años, dos semanas después de levantar su sexta Champions. Una desesperante colección de lesiones musculares le había privado de los torneos de 2016 y 2021. Pero ahí estaba por fin, a punto de empezar la ruta hacia un trofeo grande con España, algo que le tiene ilusionado como un novato. Lo que es.

Carvajal probó un aperitivo hace un año en Rotterdam, donde ganó la Nations. Aquella noche tuvo para él un efecto transformador, no solo por el título. Hasta entonces, había sido titular en todas las finales con el Real Madrid, pero para el choque en De Kuip Luis de la Fuente prefirió a Navas. Cuando después del calentamiento regresaron al vestuario, se arrancó con un pequeño discurso que conmovió al grupo: “Me salió espontáneo”, contó en una entrevista en EL PAÍS. Les dijo eso, que él siempre había sido titular en esas noches, pero que no pasaba nada, que todos iban a ser importantes. Tocó a sus compañeros, y también le cambió a él: “Creo que esa charla me devolvió un poco el fútbol”, dijo. “El deporte es caprichoso y me dio la oportunidad de chutar el penalti decisivo, y lo metí”. España le ganó la Nations a Croacia en la tanda con un lanzamiento suyo a lo Panenka. Así que ahí estaba Carvajal un año después, sobre la hierba del Olímpico, arengando otra vez. De Croacia a Croacia.

“Si habla es porque está con confianza y porque se encuentra a gusto”, dice una fuente cercana al futbolista. “Si no, no habla, que además es bastante callado en general. Pero hay un buen grupo, con unión… y él tiene esa veteranía, y siente que le escuchan”.

Entre aquel penalti y el 3-0 en el Olímpico, su primer gol con España, descuella otra transformación: desde entonces ha marcado siete goles (seis con el Madrid y uno con la selección), cuando en el resto de su carrera (11 temporadas) sumaba solo ocho.

“Tiene mucho que ver con la experiencia. Antes era más cabra loca, arriba y abajo todo el tiempo. Ahora ha aprendido a dosificarse, sabe cuándo subir, cuándo coger al otro equipo por sorpresa”. También tiene que ver con el ojo de Carlo Ancelotti, que detectó que podía sacar partido de variar algo que Carvajal llevaba haciendo más de una década: en lugar de esperar en la frontal en las faltas y en los córners, el italiano lo envió al área. Allí conectó un cabezazo que les dio un empate en Sevilla y otro con el que abrió el marcador en la final de la Champions de Wembley. Al principio, cuando entraba, cogía por sorpresa al rival, que no temía su 1,73. Ahora está tan convencido que sigue entrando aunque no sorprenda: así libera a otro, dice.

En la selección han seguido esa intuición, y poco antes del descanso contra Croacia acudió a un saque de esquina botado por Lamine Yamal. El primer intento no alcanzó el área, pero a la segunda el barcelonista dejó la pelota flotando y Carvajal marcó. El asistente más joven de la historia de la selección en una Eurocopa y el goleador más veterano: “Únicamente la he tenido que empujar”, dijo. No fue solo eso: alcanzó el balón después de un movimiento acompasado con el pase con la precisión de un nueve de toda la vida. “De killer, de killer absoluto”, bromeó el defensa después del partido. “En el balón parado hay que estar listo, hay que tener determinación. Estoy contento de que confíen en mí para el balón parado y que esté dando sus frutos”. Courtois sigue asombrado: “Vaya goleador”, escribió el sábado en X.

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