MERCADOS

El porcentaje de puestos de trabajo sin cubrir en el mercado laboral español empieza a ser significativo. Según las estimaciones recogidas en un estudio elaborado por la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie), la imposibilidad de cubrir las más de 148.000 vacantes que se registraron a lo largo de 2023 tuvieron un impacto en términos de menor crecimiento del PIB de en torno a 8.150 millones de euros.

Una cantidad que, según advierte el estudio, podría triplicarse en el futuro si el entorno laboral nacional sigue la estela de otros mercados laborales europeos donde existe un grave problema de falta de mano de obra. Una dinámica a la que contribuirá, según el estudio, el progresivo envejecimiento de la población, y la inminente jubilación de la numerosa generación del baby boom.

Aunque en España el fenómeno de las vacantes no es particularmente grave —se mantiene por debajo del 1%―, sí ha sufrido un paulatino crecimiento durante el último año. Y los sectores que más padecen este problema, reclaman medidas para atraer talento: construcción, ingenierías, hostelería y otras ocupaciones técnicas y tecnológicas requieren mano de obra que no están encontrando en el mercado laboral español.

Sin perder de vista el plano micro de la situación, el informe sobre la evolución de las vacantes en España —cuya tasa se encuentra ahora en el 0,9%, pero que ha experimentado, en total, un crecimiento del 44% respecto a los datos de 2019— hace hincapié en el peligro de que la incapacidad para cubrir los puestos de trabajo de nueva creación se cronifique. “Las vacantes pueden tener diferentes causas”, reconoce su autor, Lorenzo Serrano, que se detiene —por su potencial gravedad— en aquellas que pueden mantenerse descubiertas por “la falta de correspondencia entre el perfil de los parados y los requerimientos del puesto de trabajo”.

Serrano señala que este desacople puede agravarse “en la medida en la que el cambio tecnológico es más intenso, rápido y disruptivo, y las políticas activas de empleo y el sistema de formación son menos eficientes y ágiles en responder a los cambios”. Y reclama la potenciación de políticas activas de empleo “que primen la cualificación y activación más que el subsidio a los parados”.

Singularmente, al tener en cuenta que la escasez de mano de obra se ha extendido por todos los sectores —de hecho es mayor en el público que en privado—, y ha agudizado, muy especialmente, en aquellas tareas que requieren conocimientos más especializados y técnicos. Por ello, algunas empresas están empezando a trasladarse a los lugares en los que puede resultar más sencillo captar este tipo de perfiles, por ejemplo, a territorios con fuerte presencia universitaria.

Para llegar hasta la cifra de 8.150 millones de euros de pérdida para el producto interior bruto (PIB) como consecuencia de la incapacidad de las empresas para cubrir las vacantes en 2023, el estudio equipara estas desocupaciones con las mismas características que tienen en cada sector los puestos de trabajo cubiertos. De ahí el resultado del cálculo, que, sin embargo, no incluye el impacto de las vacantes en algunos sectores como la agricultura y pesca, el sector inmobiliario y energético. “La estimación aumentaría sustancialmente hasta los 25.000 millones de euros en un escenario de futuro con un acercamiento al patrón europeo de vacantes”, advierte el texto.

Pérdida de riqueza

Esta equiparación futura no resulta difícilmente imaginable, dice el estudio, si se tiene en cuenta el “acusado proceso de envejecimiento demográfico que sufre España, y el progresivo retiro de la generación de baby boomers”, aquella generación nacida entre finales de los años cincuenta y finales de los setenta del siglo XX. “Esto va a suponer una presión adicional, con más vacantes por el aumento de las jubilaciones en muchos sectores y ocupaciones, y la creciente necesidad de relevo generacional”, remacha el documento. La premisa ideológica que acapara todo el estudio parte de la concepción de que cada vacante “implica una oportunidad de empleo previsiblemente rentable que queda sin materializarse”, y que esto conlleva una “consiguiente pérdida de producción y creación de riqueza para la economía nacional”.

Como remedio a este cambio de tendencia, el estudio de Serrano, propone distintas vías de actuación. Por un lado, sugiere el “aumento de la tasa de actividad”, a partir del incremento del número de personas en edad de trabajar que entren en el mercado laboral; “el incentivo a la prolongación de la vida laboral” —un planteamiento secundado por las distintas reformas en materia de cotizaciones que ha implementado el Ministerio de Seguridad Social—; así como “la mejora en la atracción de talento foráneo o la retención del nacional”; o el hecho de que las empresas se replanteen “sus estrategias de reclutamiento y de formación interna”.

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