MERCADOS

Los indicios de que el primer ministro húngaro, el nacionalpopulista Viktor Orbán, se dispone a hablar con el presidente ruso, Vladímir Putin, en Moscú, cuatro días después de tomar el testigo en la presidencia semestral del Consejo de la UE, han desatado un terremoto de rechazo en el club comunitario. Orbán, el líder europeo más afín al Kremlin, visitó Ucrania el lunes en su primer viaje oficial de la presidencia. Allí instó al presidente Volodímir Zelenski a un alto el fuego para iniciar conversaciones de paz, un argumento tras el que muchas voces ven un reclamo de rendición a Kiev, el país invadido. Ahora, según la prensa húngara, está previsto que se reúna con el autócrata ruso, que lanzó la guerra a gran escala sobre Ucrania hace más de dos años, para hablar del cese de hostilidades. El Gobierno de Orbán ha rehusado confirmar la visita.

El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, ha advertido este jueves, sin mencionar a Hungría, que la presidencia rotatoria del Consejo no tiene mandato para dialogar con Rusia. “El Consejo Europeo es claro: Rusia es el agresor, Ucrania es la víctima. No se puede celebrar debates sobre Ucrania sin Ucrania”, ha dicho en las redes sociales. Orbán no ha informado a Michel ni al Consejo de su viaje, según fuentes comunitarias. El presidente del Consejo ha intentado sin éxito, en reiteradas ocasiones, contactar con Orbán para confirmar la información adelantada por Szabolcs Panyi, de VSquare. Como indican las mismas fuentes, Michel “habría desaconsejado firmemente la visita” si el primer ministro húngaro le hubiese consultado.

El primer ministro polaco, Donald Tusk, se ha dirigido al propio Orbán en las redes sociales. “Los rumores sobre tu visita a Moscú no pueden ser ciertos, Viktor Orbán. ¿O sí?”, ha lanzado en X (antes Twitter). En los círculos diplomáticos de Bruselas, los indicios de la reunión del nacionalpopulista húngaro con Putin en Rusia han despertado también duras críticas. De producirse, sería la primera visita de un líder europeo a Rusia desde abril de 2022, cuando fue el austriaco Karl Nehammer, también considerado cercano a Moscú. Orbán, sin embargo ya se ha reunido con Putin desde el inicio de la invasión, en China el pasado mes de octubre, y su ministro de Exteriores, Péter Szijjártó, se ha visto en numerosas ocasiones con su homólogo ruso, Serguéi Lavrov.

Orbán se dirigirá el viernes a Azerbaiyán para una reunión de la Organización de los Estados Túrquicos, según ha explicado el portavoz internacional del Gobierno húngaro, Zoltán Kovács, a un grupo de corresponsales este jueves en Budapest, en un viaje organizado por la presidencia húngara del Consejo de la UE al que EL PAÍS ha sido invitado. El también responsable húngaro para la organización de la presidencia del Ejecutivo húngaro ha rehusado dar detalles sobre las próximas conversaciones con Rusia.

Orbán, ha dicho Kovács, va a usar su semestre de presidencia europea “de forma política”, para impulsar una serie de prioridades. Y “la paz” es la primera, ha insistido. “El primer ministro está muy comprometido en ello y lo ha estado desde el inicio de la guerra”, ha asegurado el portavoz. “Esa postura no va a cambiar por estar al frente de la presidencia. Ser un ‘mediador honesto’ no significa abandonar nuestra propia postura”, ha añadido.

Durante los próximos seis meses, Hungría está a cargo de liderar las negociaciones entre los Estados miembros en los temas y regulaciones pendientes sobre la mesa como presidencia rotatoria del Consejo de la UE —como hizo España en el ultimo semestre de 2023—, aunque con la Comisión Europea ya de salida las leyes pendientes pendientes de negociación no serán muchas.

Kovács ha reconocido que Orbán acudió a Budapest para reunirse con Zelenski como primer ministro húngaro, y no por mandato europeo. Aunque ha informado del contenido de las conversaciones con el presidente ucranio al Consejo, ha dicho. Kovács ha apuntado que Orbán también hablará con Putin, pero ha rechazado decir cuándo.

Hungría se considera casi como un submarino del Kremlin en la UE. Torpedea constantemente y dilata las sanciones sobre Rusia (que finalmente termina apoyando, van por el 14º paquete) y mantiene bloqueados más de 6.000 millones de euros del Fondo Europeo para la Paz que se usa para reembolsar a los Estados miembros los envíos sus envíos a Ucrania. Orbán y su Gobierno se oponen al envío de material militar a Kiev.

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